Gotas cuelgan de una marquesina
y se aferran a ella
como lágrimas a mis ojos.
Escucho latir de mi corazón
tan débil, tan lejano;
agonizando de una herida mortal.
Y un grito de recorre la ciudad
como un rumor de muerte,
que sólo algunos atienden.
Y en la acera de enfrente,
un anciano cae de bruces
las gotas se suicidan, dejándose caer y todo el asco del mundo sale por mis ojos.
Octubre
Hace 11 años
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