Ella en silencio
abrazada a su insomnio
mirando el muro,
imaginando a los locos
recorriendo calles engomadas
de una ciudad que perdió la cordura.
La veo desde el piso. con los ojos perdidos
y mi ropa empapada de vomitada.
No puedo meterle la verga, ni acariciarla, menos amarlasólo sostenerme de aquel muro para no caer.
martes, 3 de junio de 2008
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