Bajo la lluvia nocturna
otra vez salgo a buscarme,
camino eterno hacia ninguna parte;
pasando por aquella esquina que fue nuestra
en la que el patrullero daba vueltas
haciéndonos tirar esos vicios,
que apenas descubríamos.
Dejo atrás la esquina,
donde, ahora el camello saluda a los puercos
comenzando su jornada de trabajo.
Me atajo bajo marquesinas
donde parejas fajan
y los perros descansan,
sigo mi camino, volteo y enciendo un cigarro con la esperanza de verme en algún lado.
domingo, 25 de mayo de 2008
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