A un lado del loco
que se aferra al volante
con sus últimos deseos de vida.
Y veo pasar todo a mil por hora,
porque en su cabeza hay un huracán químico.
Mientras, a nuestras espaldas
formamos arco iris hechos de diesel.
Zigzagueamos por las calles
en busca del último suspiro,
último minuto
último latido
nuestro último grito;
la última canción en la radio.
Hasta que en una esquina
vemos a un ángel,
que lentamente empuja una silla de ruedasdonde un niño sin extremidades nos sonríe.
Octubre
Hace 11 años
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