martes, 20 de mayo de 2008

Justo A Tiempo

Tu madre esperándote
en la sala a las tres de la madrugada.
Y a tus diecisiete años corres a toda velocidad,
directo contra un muro
graffiteado con flujos vaginales.
Cruzas calles desiertas,
seguro que a esa hora nadie te va a levantar
por eso decides abrazar la luna,
también a un valedor
y sabes que esa noche no hay calma
y es absurdo pensar en leche, galletas y cama.

Tu madre puede esperar.
El destino también,
y el tiempo se puede detener.

Todo se puede ir a la mierda, justo antes del amanecer.

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