viernes, 16 de enero de 2009

Cuando lleguen los dragones X7

Sólo eso dijo, nada más. Pero Mark empezó a cagarse de la risa. Se controló un poco, pero después, cuando Juanon le volvió a señalar la nariz, se cagó de la risa. No podía parar, todo en su cabeza se atoraba, sólo sabía que tenía que reír. El maestro paró la clase, esperando a que se le pasara. Pero Mark se retorcía en su lugar, hasta que se doblo y pegó su frente en la mesa, tapándose la boca para ahogar un poco la risa. Pero el maestro se hartó y le pidió que se quedara afuera hasta que se calmara . Pero no podía pararse. Hasta que Juanon lo ayudó y se lo llevó, antes que el maestro se acercara más. Lo sentó en el descanso de las escaleras, esperando a que se le pasara.

El recuerdo hace sonreír a Mark, en medio del pasillo. Unas chavitas de primer semestre lo tiran de a loco, pero una de ellas, lo mira y le sonríe. Mark no le pone atención, es sólo una niña que parece tripa, igual estando pedo y aburrido la clavaba ahí. Se asoma, ya sólo chispea, piensa esperarse un rato más y emigrarle a su cantón con la esperanza de encontrarse al Aka en la explanada quemando con otros cabrónes. Era encontrárselo ahí o mandar a la chingada la idea del toque, porque el pinche frío le está calando en los huevos.

Unas nalgas redondas, paradas; enfundadas en unos pantalones a la cadera. Eso fue lo que Mark vio pasar frente a sus ojos. Pasó fugazmente, hacia las escaleras del otro lado, caminando en medio de otros cuatro culos. Pero ese, el de en medio era el mejor y sobresalía por encima de los demás, aún con la mochila de las chicas superpoderosas y bajo de esa mochila, un cinturón rosa horrible que hacía juego con la mochila. Mark lo siguió, siguió ese culo, sigilosamente, como si fuera un tigre cazando y degustando con la mirada a su presa. Eso es lo que necesita Mark, no un cigarro, ni un toque, es ese culo y si se lo pudiera llevar a su casa y partirlo por la mitad. Sentir esa piel suave y esa pucha que no apesta y aún aprieta. Con eso, él puede dormir tranquilo hoy.
Sigue caminando, hipnotizado por eso, que hace mucho no había visto en el bacho. Mark se detuvo casi por automático al ver la puerta del salón. Era el 038, a dos salones del que fue el suyo en primer semestre. Se queda en el quicio de la puerta, quieto, viendo por fin el rostro, en el cual todas sus facciones se trastocan, terminando en la barbilla, dándole un aire de paz y bondad, como si ella nunca hubiera visto una chingadera en su vida. Los ojos que parecen una ventana a un jardín verde y esa nariz, que es como una cereza en el pastel.

domingo, 11 de enero de 2009

NADA QUE DECIR(gracias bruce)

(Al Kore)
¿Has visto alguna vez un poni engañado
¿en el campo tan feliz y libre?
si alguna vez has visto un poni engañado
entonces me has visto a mí
¿has visto alguna vez un perro cojo?
¿bajando por la calle?
si alguna vez has visto un perro cojo
entonces me has visto a mí.

Entonces me has visto,
vengo y me pongo en cada puerta
entonces me has visto,
siempre me voy
con menos de lo que tenía antes
entonces me has visto,
apuesto que puedo hacerte sonreír
cuando la sangre cae al suelo
dime, amigo,
¿puedes pedir algo más?
dime, ¿puedes pedir algo más?

¿Has visto alguna vez un espantapájaros
¿rellenado con polvo y trigo?
si alguna vez has visto un espantapájaros
entonces me has visto a mí
¿has visto alguna vez a un hombre manco?
¿dando puñetazos al aire?
si alguna vez has visto a un hombre manco
entonces me has visto a mí.

Entonces me has visto,
vengo y me pongo en cada puerta
entonces me has visto,
siempre me voy
con menos de lo que tenía antes
entonces me has visto,
apuesto que puedo hacerte sonreír
cuando la sangre cae al suelo
dime, amigo,
¿puedes pedir algo más?
dime, ¿puedes pedir algo más?

Todas las cosas que me han consolado
las dejo ir
no puedo quedarme en este lugar que es mi casa
mi única fe está en los huesos rotos
y heridas que muestro.

¿Has visto alguna vez un hombre cojo
intentando bailar de la forma más libre?
si alguna vez has visto un hombre cojoentonces me has visto a mí.

miércoles, 7 de enero de 2009

Lagrimas colgadas

Gotas cuelgan de una marquesina
y se aferran a ella
como lágrimas a mis ojos.
Escucho latir de mi corazón
tan débil, tan lejano;
agonizando de una herida mortal.
Y un grito de recorre la ciudad
como un rumor de muerte,
que sólo algunos atienden.

Y en la acera de enfrente,
un anciano cae de bruces
las gotas se suicidan, dejándose caer y todo el asco del mundo sale por mis ojos.