miércoles, 28 de julio de 2010

7 Cosas del panbol




Portero: La última frontera, la exigencia de la perfección, el dueño de la responsabilidad absoluta, él único dentro del campo que tiene que cuidar una línea donde no hay punto medio y se divide entre la gloria y la derrota. Casi como el guardián de la puerta hacia el paraíso o el infierno.

Lateral Derecho e Izquierdo: Dos trabajos, dos exigencias, marcar y atacar, ofender y defender. Ser los encargados de abrir el juego, ser el arma secreta del equipo, los tipos que como gacelas, se suman como un segundo, tercer, cuarto o quinto delantero, los que como topos entran sin ser detectados para poner una bomba en la mitad del área. Bomba que se traduce a un centro perfecto o una diagonal asesina.

Centrales: Los patrones, el ejemplo, los hombres de respeto. Un central que se respete debe jugar con la cabeza fría y el corazón hirviendo en coraje. Debe tener voz de mando, como los generales en el ejercito o los maestros en una construcción. Ellos son como los cimientos en una casa, los que le dan fuerza para soportar el embate del tiempo y las inclemencias. Para ellos, la peor ofensa es que un delantero les gane la espalda; esa ofensa equivaldría a ver a su mujer cogiendo con su padre.

Medio de contención: Los obreros y los que a su vez tienen que ser el enlace entre la fuerza y el genio. Los que saben que por pago sólo van a tener la falta de reconocimiento. Porque como en una fabrica, ellos son los que luchan, se ensucian y se sacrifican para dejarle a los artesanos, los genios la materia prima para trabajar. A eso se reduce su trabajo en la línea media, delante del aparato defensivo, ellos tienen que ponerse el overol para carrera, luchar, recuperar y pasar. Ellos son la pieza fundamental del medio campo, de ataque, en su función se gesta lo que se hace visible al frente.

Medio por izquierda o por derecha: Son los alerones del medio campo, los que , cada uno desde su lado abren la cancha. Los encargados de comandar el ataque cuando en medio campo el transito es imposible. Ellos tiene que desmarcarse, recorrer su parcela(ya sea derecha o izquierda), como un rebulsivo cuando el juego se muere en la centralización. Ellos son los encargados de darle proyección a la ofensiva, como amplificador en una guitarra, mientras mejor sea el amplificador, el sonido que expulse será más limpio claro.

El 10: Los que hacen de éste deporte una religión politeísta. Porque son los Dioses y como Dioses, manejan el tiempo, el estado de animo y los movimientos del mundo a su antojo. Como Dios, cuando a su antojo crea terremotos, inundaciones y erupciones volcánicas. Así ellos, con el balón en sus píes, todo encuentra sentido dentro del campo, con un toque suyo, un solo balón al hueco pueden hacer explotar un estadio. Muchas veces, como los dioses, parecen estar ocultos durante al juego, parece que en efecto no existen, pero de repente, cuando nadie lo espera, se manifiestan. Es cuando nos acordamos que tenemos que arrodillarnos y rezar

Extremos: Una especie en extinción. Son los cínicos, los magos, los que el quiebre y la velocidad son sus armas letales, los que en el extremo del campo, aun lado del centro delantero, son como cerillos, que por unos segundos, tal vez minutos arden, iluminando todo a su alrededor, antes de consumirse y no quedar nada de ellos.


Centro delanteros: Los oportunistas, los que se llevan la gloria y el aplauso, los vividores que les estamos eternamente agradecidos. Son como aquellos, que acechan a nuestras mujeres, que en un descuido te das cuenta que te ganó y se la cogió. Ellos viven de eso, de los descuidos, y se lo agradecemos.