martes, 21 de diciembre de 2010

Sir Lowry


Los hijos del alcohol han aportado tantas cosas y tan hermosas. Los hombres incendiados por el alcohol han sido tan necesarios para el mundo; ya sea como mal ejemplo o como tierra fértil donde se gestan las creaciones más desgarradas pero a la vez más hermosas. Son innumerables los ejemplos y obras que han sido concebidas en el punto de la desesperación etílica o festividad que el dios Baco les brinda a los mortales.


Pero ahora, nos ocuparemos de un personaje en particular, de un novelista, guionista televisivo y poeta inglés, de hecho, nos vamos a centrar en su poesía, que es una radiografía de un alma y cuerpo en el cual el alcohol corre, con fuerza, como gasolina en un motor. Su nombre Malcolm Lowry (Cheshire, 28 de julio de 1909 - 26 de junio de 1957), educado en la Leys School y en St. Catharine's College, Cambridge, para su graduación en 1931, sus dos amores, el alcohol y la literatura se habían unido para nunca separarse. Porque después de la escuela, como marino había recorrido muchas partes del mundo, pero había elegido a México para asentarse, exactamente Oaxaca. Porque Lowry tiene mucho de Oaxaca, como dijera el escritor mexicano Eusebio Ruvalcaba : “Oaxaca y él poseen las mismas cicatrices –sólo visibles para unos cuantos-: desolación, soledad, inclemencia”. Y basta ver la forma en que el mezcal lo hacía entrar en su más recóndita condición humana, cuando en su poema “Oración Para Borrachos” dice:

Dios da bebida a esos borrachos que se despiertan al amanecer
Farfullando sobre las rodillas de Belcebú, totalmente destrozado
Cuando una vez más espían a través de las ventanas
Acechando, el terrible puente cortado del día.

Estaba consiente de su condición, de saber que no podía existir sin el alcohol, ese líquido tan milagroso en él, que lo tomaba de la mano justo cuando tenía el lápiz y lo guiaba, ayudándolo a escribir cada verso como si fuera el último.

Y es que al leerlo, nos adentrarnos en los callejones llenos de suciedad, mujeres borrachas con las pantaletas en los tobillos y hombres completamente derrotados. Y es que cada poema es una ventana que nos permite asomarnos a ese mundo, donde toda la esperanza está contenida en un trago, donde no hay tiempo para pensar, o como él diría “Sin Tiempo de pararse a pensar”:

La única esperanza es el próximo trago.
Si te apetece puedes dar un paseo.
Sin tiempo de pararse a pensar,
La única esperanza es el próximo trago.
Inútil titubear en el límite,
Peor que inútil todo este hablar.
La única esperanza es el próximo trago.
Si te apetece, puedes dar un paseo.

Es inútil titubear en el límite, en esa línea en la cual a lo máximo que podemos aspirar es a un buen llegue de cualquier bebida. Un llegue que nos haga afrontar el día y sus desavenencias de la mejor forma posible. Por eso lo escribe 3 veces: “la próxima esperanza es el último trago”. Porque es real, sin ser trágicos, simplemente la esperanza de un hombre se puede traducir a eso, a un trago, a un vaso rebosante de ese elixir que los va a hacer dar un paso tras de otro.
A la esperanza, la misma que también permeaba sus poemas, esas ganas de imaginar un lugar mejor, de armar utopías donde no estemos con el dragón negro (el miedo, la tristeza y melancolía), a la falta de ese mismo dragón, le dedicaron unos versos en “sin el dragón nocturno”:
Ideas de libertad están atadas a la bebida.
Nuestro ideal de vida contiene una taberna
Donde un hombre puede sentarse y hablar o sólo pensar,
Sin ningún miedo al dragón nocturno;
O bien otra taberna donde no aparecen Letreros de No se Fía ni de No hay crédito
Y, dejando aparte las ilimitadas cervezas,
Nos sentamos tranquilamente borrachos y locos a editar
Panfletos de un país realmente mejor donde un hombre
Puede beber un vino más delicado, ¡Ah!, no destilado
Que intoxica sutilmente sin dolor,
Tejiendo la visión de una taberna inasimilable
Donde siempre podemos beber sin pagar
Con la puerta abierta, y el viento soplando.

Plasmó el sueño de muchos de nosotros, de esos que lo único que le piden a la vida es tener un lugar donde beber, estar, pensar y quedarse viendo al vacío mientras el contenido en el vaso va bajando de nivel. Ver, por esa puerta siempre abierta, cómo el mundo corre sin nosotros. Dónde escondernos del Dragón Nocturno, que seguramente nos estará buscando a esas horas, listo para hincarnos el diente y dejarnos en los huesos.

El único lugar que se le acerca a esa utopía es la cantina. Lugar sacro para muchos, lugar donde un montón de hombres se pueden reunir para beber y nada más. Hombres que seguramente han sido despreciados en sus casas, no les alcanza para la quincena o que nadie los espera. Hombres que pueden estar con el rostro deforme, con joroba y que en ese lugar son iguales, en esa barra encuentran el respeto que afuera se les es negado. Por eso, Lowry, amorosamente los describe en el poema “Los Borrachos”:

El ruido de la muerte aquí en este bar desolado,
Donde la tranquilidad se sienta encorvada sobre su oración
Y la música sirve de concha al sueño del amante,
Pero cuando ninguna moneda introduce esta dura desesperación
Hasta aquí, el más solitario de los hogares
Y de todos los destinos el más solitario además,
Cuando ninguna música eléctrica rompe el batir
De corazones doblemente rotos pero ahora reunidos
Por el cirujano de paz en la astilla del desastre,
Penetra más profundamente que lo hicieran las trompetas
El movimiento de la mente dentro de ese entramado
Donde los desórdenes son simples como la tumba
Y la araña de la vida se asienta, duerme.

Porque esos borrachos fueron los que le acompañaron en sus maratónicas borracheras en Oaxaca, cuando recién abandonado por su esposa, decidió quedarse en ese lugar que lo recibió con los brazos abiertos hasta su deportación en 1939.

Y es que hasta en la resaca, ante ese monstruo que todos tememos, aquel recordatorio de que somos mortales, Lowry era luminoso. Sí, Lowry lo enfrentaba con una hermosa resignación, como un trofeo por haber sobrevivido a la borrachera de anoche. Y es difícil lograrlo, porque el hombre crudo, mortalmente crudo, es el crítico más exigente del mundo, porque su tolerancia se reduce a cero, por eso, un verdadero poema, es aquel que toca el corazón del crudo, que lo cobija. Y eso Lowry lo logra, con su poema “Consuelo”:

No eres el primero que tiene el tembleque,
El vértigo, el horror; que lleva chanclos escarlata,
Ni tampoco la puta invencible
Perseguida por ojos como redes de pescar. Inclinándose,
Duele el rostro de hierro con ojos de ágata, y despierta
El ángel de la guarda, ve el pasado
Como un Partenón de posibilidades…
No eres el primero al que se coge en mentira
Ni del que se dice que está muriendo.

Morir, poco a poco dejar la vida entre las resacas, y es que no es lo mismo tener una cruda en Oaxaca que en una gran ciudad como Nueva York o Londres, que fue donde residió respectivamente después de su expulsión del país. En una ciudad grande, el dolor se multiplica y el sufrimiento permea las calles. Así lo ve un crudo, cuando sale a las arterias de esa bestia que es la ciudad, cuando entra a la realidad que en ese momento, con el organismo a punto del colapso le parece demasiado dura, llena de una brutalidad imposible de afrontar. Porque él, con su infierno propio, el que se desenvuelve en su mente y cuerpo, tiene que sobrellevar la locura que lo rodea. Lowry lo sentía y le hacía mal, tanto que llegó a pensar que no había poesía en ese lugar. Porque las ciudades han sido creadas para no tener clemencia ante nada ni nadie y menos hacía los crudos. Entonces, se ensaña con ellos, dejando caer todo el peso destructivo de su normalidad sobre sus espaldas, haciéndolos sentir solos, “Sin compañía excepto el miedo”:

Cómo empezó todo esto y por qué estoy aquí
En esta barra arqueada con la pintura marrón descascarillada,
Papegaai, mescal, hennessy, cerveza,
Dos viscosas escupideras, sin compañía excepto el miedo:
Miedo de la luz, de la primavera, del lamento
De aves y autobuses volando a sitios lejanos,
Y de los estudiantes yendo a las carreras,
De chicas brincando con el aire en sus rostros,
Pero sin compañía excepto el miedo,
Miedo de la fuente volando: y todas las flores
Que conocen el sol son mis enemigos,
¿Estas, muertas, horas?

Y paradójicamente, Lowry, ese ilustre borracho que no perseguía el éxito si no un buen lugar donde beber, éste lo alcanzó, como un depredador que última a su victima sin piedad. Porque en 1947, saca su novela Bajo el Volcán que inesperadamente lo lleva al éxito, lugar donde Lowry nunca se sintió como y siempre despreció, como bien lo escribió en “Tras la publicación de bajo el volcán”:

El éxito es como un terrible desastre
Peor que tu casa ardiendo, los ruidos del derribo
Cuando las vigas caen cada vez más deprisa
Mientras tú sigues allí, testigo desesperado de tu condenación.

La fama como un borracho consume la casa del alma
Revelando que sólo has trabajado para eso-
¡Ah!, si yo no hubiese sufrido su traidor beso
Y hubiese permanecido en la oscuridad para siempre, hundido y fracasado.

Y es que el alma para Lowry era un estorbo, un mal peor que la más brutal de sus crudas. El éxito, como bien dice, es un desastre, porque siempre crea expectativas. Y no hay nada más desgraciado para un hombre que crear expectativas. Porque siempre, hombres como Lowry, humildes de alma, preferirán beber en la última mesa de la cantina, formarse al final de la línea más larga, permanecer siempre en la sombra del fracaso como un aura que lo protege como un vientre materno que lo alimenta. Es en ese lugar donde Lowry floreció.

Esos versos no son para cualquiera. Esas imágenes no cualquiera las registra. Sólo los que se han encerrados en si mismos pueden tener un pequeño atisbo de ese caos que es la condición humana. De ese lugar que Lowry nos enseñó con su poesía (y prosa en Bajo el volcán), que son la radiografía de un hombre que estuvo en continuó intercambio con el alcohol, en el cuál encontraba castigo pero también un refugio. Encontraba dolor pero también placer, pero sobre todo encontraba sabiduría.

La misma sabiduría que nos da en cada poema, en cada verso que se sucede frente a nuestros ojos. Porque eso es Lowry, es esa comodidad en la derrota, es el enseñarnos a perder y a disfrutar un trago a las 8 de la mañana cuando todos están trabajando. Lowry(o más bien dicho), su poesía, es la caricia que necesitamos, cuando nos damos cuenta que nos hemos equivocado en todo. Porque sus versos, sus líneas que se entretejen tan armoniosamente, nos dicen más de lo que está escrito, nos transporta a ese lugar donde solamente hay derrota, donde nos podemos quedar dormidos sin el miedo a nada o como dijera Eusebio Ruvalcaba, embajador del mezcal : cuando se cierran los ojos a la mitad de la borrachera, Malcolm Lowry se aproxima y deposita un beso en nuestros parpados. Yo añadiría: Y nos abraza como un padre a su hijo.

En conclusión, adentrarse en la poesía de Lowry es entrar a un barrio lleno de oscuridad y caos, miseria y tristeza. Un barrio que nos depara mucho sufrimiento y que seguramente detrás de cada puerta está la desesperanza cenando en los hogares. Pero también, si puedes soportar los embates que ese mundo te depara y llegas a ese lugar, a esa esquina donde los ilustres perdedores están parados, mamándose la vida a tragos, te puede dar por bien servido. Porque en ese lugar, ahí, en los ojos de esos hombres, está toda la sabiduría y conmiseración a la que podemos aspirar en este mundo.


lunes, 29 de noviembre de 2010

Noche,ciudad y halfs


A falta de material propio(cosa que es prescindible), pongo estas lineas que me encontré en esa mierda ociosa que es el facebook. Son lineas escritas por Guillermo Marmol, vocalista de la ya histórica banda Eterna Inocencia. No es un poema, no es una minificción; no es nada de eso, son simplemente lineas llenas de humildad, de cariño por dos pasiones, que sin querer se mezclan y riman para crear las siguientes lineas:


mi ciudad tiene esa particularidad
algo hizo que florecieran
desde muy temprano
las rampas y los halfs.

...ese ruido característico
similar al de una campanilla
que anunciaba el roto rulemán
no impidió que siguiera la session
como previa del concierto.


domingo, 24 de octubre de 2010

Ser puto dentro de la escena

Por Kyoto Now!
es contradictorio pensar que en el punk o hard core, que son dos estilos de vidas que reniegan de lo establecido, al final de cuentas, repitan las mismas conductas de una sociedad a la que se han negado a pertenecer. y es que hay que ser realistas, las dos son escenas homofóbicas que dejan pendiente el tema de la diversidad sexual, de la aceptación del otro ¿qué pasaría si en una tocada de punk o hard core dos chavos entran tomados de la mano? seguramente serán violentados, se burlaran de ellos, los miraran con desprecio o los harán sentir incomodos, tal como en el barrio y en la sociedad se acostumbra. pero, que acaso no hay que preguntarse ¿si vas a una tocada de hard core o de punk no es para escapar de lo impuesto por esa misma sociedad? es que parece que en esos temas la escena se ha quedado atrás, no ha sido incluyente y piensan que la música es para machines. pero en este punto habrá que preguntarnos ¿siempre ha sido así? ¿acaso nunca ha habido algo diferente en esos temas? pues bueno, para eso vamos a revisar un poco de historia, asomarnos a lo que ya pasó, para darnos cuenta que no siempre fue así y también localizar el momento donde cambió todo.
en los años 50s, un Punk en la jerga carcelaria era sinónimo de “carolo”, es decir, un jovencito que era utilizado por los presos heterosexuales como amante. era un término para insultar y degradar a la gente. cuando los jóvenes de los 70s asumieron el nombre, estaban consientes de su doble carga de ambigüedad y sinónimo de marginalidad. de hecho, el primer germen del punk era sexualmente ambiguo, con una libertad sexual que no se intelectualizaba (por ejemplo el jipismo), si no que era natural. la sexualidad libre se ejercía más de lo que se hablaba, no había un discurso ni una tendencia, simplemente se jugaba con el limite de los sexos, por eso podemos hablar de una patti Smith con la imagen masculinizada, un dee dee ramone escribiendo sobre sus experiencias como taxi boy o un Iggi Pop que salía a escena con un tutú de ballet y con el cuerpo bañado en brillantina. el cambio en ideología, estética y hasta de valores vino en los años 80s con el auge hardcore punk estadounidense. ese cambio relegó por completo la diferencia sexual en la escena, la estética cambió radicalmente: la imagen eran tipos con cabello corto con aire militar. también la base de ese movimiento se formó de gente con mucha furia y valores personales muy rígidos, tal vez influidos por la ola moralizadora de los 80s en el país gabacho. Fue en ese momento, que el costado más hedonista del punk fue suplantado por una línea disciplinaria de conducta.
ese fue el parte aguas, el momento donde el genero (tanto punk como hard core), suprimieron la diversidad para uniformar, para dar sentado que todos eran heterosexuales. el problema para las personas de diferentes preferencias dentro de la escena llegó cuando se sintieron excluidos, cuando la música que escuchaban no decían nada acerca de su realidad y no podían ser ellos mismos. porque ellos no querían estar dentro del medio homosexual vigente y comercializado (entrar a la música bailable, al consumismo de la cultura homosexual), porque ante todo se sentían punk o hard cores. en esa disyuntiva estaban a finales de los 80s, cuando por primera vez el cineasta bruce labruce usó el termino de homocore cuando comenzaba su carrera filmando cortos eróticos gays, en el cual los protagonistas eran siempre punks y skins. labruce siempre exhibía sus cortos en las tocadas de hard core de la época, no siempre con buena respuesta. pero en realidad los que se encargaron en convertir el homocore en un contramovimento fueron los fanzines del mismo labruce, lo que le dieron forma al homocore(también llamado queercore), así con el apoyo de los fanzines y de sus filmes, labruce forma fifth columm, la primera banda en autodefinirse punk gay. a la par de todo eso, se abre el primer local en chicago dedicado exclusivamente al homocore, llamado: “homocore chicago” en el cual por cada evento regalaban una camiseta con la leyenda: “Una vida escuchando música disco es un precio demasiado alto a pagar por nuestra identidad sexual” y donde inevitablemente se creo el primer sello discográfico especializado en el genero llamado Outpunk Records, donde se dieron a conocer bandas como la inglesa sister george, mukilteo fairies entre otras. paralelamente surgieron bandas lésbicas. Las más importantes en aquel primer momento fueron team dresch, liderada por donna dresch, creadora del sello chainsaw, uno de los más importantes de la escena, y las escandalosas tribe 8, mujeres que tocaban con el torso desnudo, ejecutando una castración ritual sobre el escenario con un pene de plástico y se reivindicaban sadomasoquistas. todo eso se llevaba acabo a la par de disputas y polémicas dentro de la escena que ya empieza hablar del termino homocore como una ramificación dentro del hard core, que si bien en el sonido no se puede diferenciar de otras bandas o de otras tendencias, lo que lo hace diferente son sus temáticas basados completamente en temas gays (historias de amor, de elección, discriminación), haciéndose un espacio dentro del movimiento. incluso hay bandas donde sus integrantes no tienen esas preferencias (Fun people por ejemplo), pero se autodefinen homocore porque están de acuerdo en la necesidad de afrontar al hardcore (llamado a veces machocore) convencional. hoy en día, el termino homocore está un poco sepultado, tal vez las bandas más famosas bandas que aún están en activo como Limp Wrist formada por martin( que asumió su sexualidad hace varios años atrás con la banda ya extinta los Crudos), y la más famosa pansy división, entre otras, han resistido, y las demás han dejado vestigio de esa lucha por hacerse de un lugar dentro de un espacio que supuestamente se los tendría que dar.
ahora lo importante es señalar que no es que se deba dar más importancia al homocore que a los demás géneros o que de ahora en adelante se dé un lugar privilegiado a los homosexuales en la escena, claro que no, simplemente se trata de recordar un poco sus luchas, lo que han aportado al estilo de vida y el trabajo que han tenido que llevar acabo para ser gays y punks al mismo tiempo. la forma en la que se han creado alternativas cuando sentían que no encajaban en ningún lado; cuando crearon su propia definición del hard core y le dieron el sentido que ellos querían, llevando el principio de d.i.y a su máxima expresión. al final de cuentas, después de todo esto, me quedó con una conclusión, y es que ojalá el homocore no existiera. Sí, que no hubiera necesidad de hacer divisiones por esos temas, que a la postre, resultan intrascendentes para calificar lo bueno o lo malo de una persona. sería ideal, pienso yo, que dentro del hardcore y punk se engloben la aceptación de todas las diferencias que hay que nutren un movimiento y que al final de cuentas es sólo una preferencia y nada más. Pero bueno, creo que es difícil o más bien casi imposible, más cuando estamos acostumbrados a temer lo diferente.

lunes, 20 de septiembre de 2010

EL sueño

El sueño
impecable y atroz
que nos demuele los huesos
y el ánimo,
a los que llenamos
el transporte cada día
como una manada de reces
que van directo al matadero.
Y es que puedes vernos,
parados o sentados
con los ojos rojos
y una expresión de clemencia
que no se quita ni porque sea viernes.

Puedes vernos completamente vencidos
apoyados en el cristal
imbuidos en nuestras pesadillas,
perdiéndonos de la belleza
de un juego de nubes
que pintan en combinación perfecta
de azul y gris el cielo,
en un atardecer
con un sol bañado en sangre
nos da la despedida.

De todo eso nos perdemos.

Me gustaría despertarlos
gritarles que no hay pedo,
que dejemos las cosas como están
y que nos pongamos a cascarear
o tal vez darnos un flay,
para contemplar todo lo que dejamos pasar
frente a nuestros ojos cerrados,
enfermos de sueño.

miércoles, 28 de julio de 2010

7 Cosas del panbol




Portero: La última frontera, la exigencia de la perfección, el dueño de la responsabilidad absoluta, él único dentro del campo que tiene que cuidar una línea donde no hay punto medio y se divide entre la gloria y la derrota. Casi como el guardián de la puerta hacia el paraíso o el infierno.

Lateral Derecho e Izquierdo: Dos trabajos, dos exigencias, marcar y atacar, ofender y defender. Ser los encargados de abrir el juego, ser el arma secreta del equipo, los tipos que como gacelas, se suman como un segundo, tercer, cuarto o quinto delantero, los que como topos entran sin ser detectados para poner una bomba en la mitad del área. Bomba que se traduce a un centro perfecto o una diagonal asesina.

Centrales: Los patrones, el ejemplo, los hombres de respeto. Un central que se respete debe jugar con la cabeza fría y el corazón hirviendo en coraje. Debe tener voz de mando, como los generales en el ejercito o los maestros en una construcción. Ellos son como los cimientos en una casa, los que le dan fuerza para soportar el embate del tiempo y las inclemencias. Para ellos, la peor ofensa es que un delantero les gane la espalda; esa ofensa equivaldría a ver a su mujer cogiendo con su padre.

Medio de contención: Los obreros y los que a su vez tienen que ser el enlace entre la fuerza y el genio. Los que saben que por pago sólo van a tener la falta de reconocimiento. Porque como en una fabrica, ellos son los que luchan, se ensucian y se sacrifican para dejarle a los artesanos, los genios la materia prima para trabajar. A eso se reduce su trabajo en la línea media, delante del aparato defensivo, ellos tienen que ponerse el overol para carrera, luchar, recuperar y pasar. Ellos son la pieza fundamental del medio campo, de ataque, en su función se gesta lo que se hace visible al frente.

Medio por izquierda o por derecha: Son los alerones del medio campo, los que , cada uno desde su lado abren la cancha. Los encargados de comandar el ataque cuando en medio campo el transito es imposible. Ellos tiene que desmarcarse, recorrer su parcela(ya sea derecha o izquierda), como un rebulsivo cuando el juego se muere en la centralización. Ellos son los encargados de darle proyección a la ofensiva, como amplificador en una guitarra, mientras mejor sea el amplificador, el sonido que expulse será más limpio claro.

El 10: Los que hacen de éste deporte una religión politeísta. Porque son los Dioses y como Dioses, manejan el tiempo, el estado de animo y los movimientos del mundo a su antojo. Como Dios, cuando a su antojo crea terremotos, inundaciones y erupciones volcánicas. Así ellos, con el balón en sus píes, todo encuentra sentido dentro del campo, con un toque suyo, un solo balón al hueco pueden hacer explotar un estadio. Muchas veces, como los dioses, parecen estar ocultos durante al juego, parece que en efecto no existen, pero de repente, cuando nadie lo espera, se manifiestan. Es cuando nos acordamos que tenemos que arrodillarnos y rezar

Extremos: Una especie en extinción. Son los cínicos, los magos, los que el quiebre y la velocidad son sus armas letales, los que en el extremo del campo, aun lado del centro delantero, son como cerillos, que por unos segundos, tal vez minutos arden, iluminando todo a su alrededor, antes de consumirse y no quedar nada de ellos.


Centro delanteros: Los oportunistas, los que se llevan la gloria y el aplauso, los vividores que les estamos eternamente agradecidos. Son como aquellos, que acechan a nuestras mujeres, que en un descuido te das cuenta que te ganó y se la cogió. Ellos viven de eso, de los descuidos, y se lo agradecemos.

viernes, 2 de abril de 2010

No sé si me creas, si te digo que la neta me siento mal. Así de simple, me siento mal. Y no es ese malestar que te deja una vieja cuando te ha cerrado la puerta para siempre, el malestar que te deja una cruda o el que te machaca los huesos, cuando la piedra te ha demolido por dentro. No, no es nada de eso, es ese malestar de no poder, de que la vida te duela. Porque en realidad, desde hace mucho, no aspiro a más que a un trabajo y una vida social estable, tal vez unas bocinas nuevas para la compu o un I-pod nuevo, bueno, aspiro a todo de lo que escupía cuando tirado, entre las nubes del café, escuchaba a la Polla Records. Sí, en esas veces, cuando la vida era una cúmulo de aburrimiento y entonces te tocaba el culo(te acuerdas Vane), y entonces todo podía seguir, como de por si las cosas siguen su rumbo. A eso aspiro, y nada más, pero no puedo. Es que me es inevitable, que al despertarme, un deseo de muerte venga a mí, me avasalle, a tal grado que me imaginé echo mierda por el metro y tal vez, el cliché más grande, dormir un sueño suave de pastillas. Y es que tenía trabajo, en serio, era una mierda pero lo tenía, y entonces cada mañana era una pelea con el asco del mundo contenido en un vagón del metro, empujándose en el micro, corriendo porque llega tarde. Cruzar ese cúmulo de cansancio y desencanto sin mirar. Sin mirar esos rostros dolientes, con expresión resignada a una muerte lenta y brutal. Pero en realidad, lo que no podía soportar ver, era los ojos de esas personas, esas cuencas de mirada vidriosa y llorosa, que luchan por mantener abiertos. Siempre, era una heroada soportar eso en la hora pico, porque los tenias a unos centímetros. Era cuando me sentía enfermo, y entonces deseaba con todas mis ganas que el metro se descarrilara para de una vez todos nos hagamos mierda. Pero no pasaba, por una o por otra cosa, no pasaba, y eso se me hacía una reverenda cabronada.

Es que te reto a vivir el día a día, a ver pasar el tiempo sobre ti, ha hacer cuentas de todo y no pensar en acabar todo, en terminar todo de tajo. Porque dime acaso al pararte en la línea amarilla, lo que te separa de los rieles, nunca has pensado dejarte caer. Se dice fácil, dejarte caer. Créeme, es más cabrón de lo que parece. A mí, siempre me ha pasado por la mente hacerlo, y más cuando me siento tan mal( no sé si ya me creas), cuando veo todo descolorido y parece que tengo una migraña permanente. Sí, esos días raros(pueden preguntarle a Claudia, Laura o Ana sobre ellos), en los que cada lugar en el que depositas tu mirada es para ver una desgracia. Los días raros que me hacen desear una muerte rápida, una combustión espontánea. Los días raros que pueden hacer ver una atardecer melancólico, con un sol que baja con hueva. Sí, esos días que son el preámbulo a sentir en carne viva la tristeza por que sí, el abatimiento por el simple vivir, ese estado de sentirte acorralado por el dolor. Pero sabes que es lo más cabrón, es un dolor gratuito. Mira, me sigo sintiendo mal, muy mal, más cuando miro por la ventana y pienso en el pasado, en aquellos días, si, esos, cuando me fumaba la tristeza y podría cagarme de la risa, aunque en el bajón me sentía en el último rincón del mundo.

No sé como decirte que me siento mal, no lo sé, simplemente, quiero terminar esto de la mejor manera.
Sé bien que en alguna de estas calles,
la suerte y la vida
están muy separadas una de la otra
echando desmadre cada quién
con su bandita
y que hace mucho no se miran
ni salen de peda juntas.

Así es que ya pueden ir descolgando la luna
y fundiendo las estrellas
porque el mundo hace rato
que dejó de ser mágico
y ahora no es más que una colección
de madrizas que van cansando.
Sólo pido que me avisen
cuando sea tiempo de checar mi salida
para levantarme de la mesa
donde hace rato mis carnales
se quedaron dormidos
mientras esperaban a sus viejas
porque ya me estoy cansando de hablar sólo

lunes, 18 de enero de 2010

Raing King

Y bueno, por canciones como ésta la escritura se queda corta, y todo lo demás se pierde...




sábado, 16 de enero de 2010

XXXXXX

Justo ayer, retomé el primer poema de Bukowski que leí en mi vida, el cual dice:



Fuera de los brazos ...

Fuera de los brazos de una amada
y dentro de los brazos de otra.

he sido salvado de morir en la cruz
por una señora que fuma mota
y que escribe canciones y cuentos,
que es mucho más cariñosa que la anterior
y el sexo es tan bueno o mejor.

no es nada agradable ser clavado en la cruz, abandonado,
es mucho más placentero olvidar a un amor
que no funcionó
ya que finalmente
ningún amor funciona.

es mucho más placentero hacer el amor
en la costa Del Mar
en el cuarto 42 y después
sentarse en la cama, tomar un buen vino,
platicar, tocarla, fumar
o escuchar las olas

he muerto muchas veces
creyendo y esperando, esperando
en un cuarto,
la mirada fija en el techo agrietado,
esperando un telefonazo; una carta, un toquido en la puerta,
un sonido...
volviéndose loco
mientras ella baila con desconocidos
en un centro nocturno.
no es nada agradable morir en la cruz
es más placentero escuchar tu nombre, quedito,
en la oscuridad.

Cuando leí por primera vez éste poema, no lo entendí del todo, más bien no entendí una mierda. Pero, aún así, me fascinó, me dejo en la pendeja. Porque aunque no lograba descifrar todo, sentía que dentro de esa telaraña de palabras había algo, un dolor, una melancolía que como un tesoro está bien escondido. Y es que hasta a la melancolía hay que saberle llegar, saber acercarse, sentarse a su lado. Porque si no sabes acercarte, corres el peligro que te avasalle y parecer un pusilánime con la mirada de perro, caminando, chillando por lo que ya se fue. Así que hay que acercarse uno a la melancolía como uno se acerca a una vieja tetona. O sea, con mucha precaución y lentamente, porque la mujer tetona sabe que esta tetona y sabe lo que estas buscando.

sábado, 2 de enero de 2010

Entre las piernas del tiempo 5


1
No puedo mover un dedo, no hacer nada para evitar, que el polvo de los días entre por mis ojos cegándome por completo a un pasado que ya está sellado y que debería sepultar hasta que tenga hijos y los aburra con esos recuerdos ya podridos de nostalgia. Entonces, si no muevo un dedo, no debería decirte que estoy hundido en el sillón; sí, en el mismo donde te montaste encima de mí y te sacaste por primera vez la blusa, mostrándome aquellas tetas con un lunar, al lado del pezón izquierdo, que cuando te lo descuidabas le crecían unos pelos bien cabrones. Pelos como los que vi en esa tarde de miércoles, cuando la escuela nos había cerrado las puertas frente a nosotros y teníamos todo el tiempo del mundo esperándonos afuera. Te montaste, justo cuando veíamos ese VHS, el que el Astro me prestó, donde los Skates nos hacían soñar con tiempos mejores, así como me hiciste imaginármelos a mí, cuando nos estábamos dando esos tallones mientras la tarde caminaba lentamente afuera de la sala, mientras tú, Ana, dejabas esconderme dentro de tu vagina, suave y con olor de caramelo. Me cae de madre que sentí, por unos breves instantes, que tus pujidos estaban una sincronía perfecta con el ruido de los trucks que salían de la pantalla. Esa fue(ahora me doy cuenta), la primera rola que compuse en mi vida, el primer poema que hice o el primer lugar, en el que me convencía era en el que debía de estar.

2
Y es que a veces, se torna necesario dejar que el olvido nos de una madriza que nos noquee, nos apague las luces y nos haga olvidar hasta en donde estamos sentados. Porque uno debe seguir para delante y entonces negar todo. Negar por ejemplo las tardes donde tú y yo Julio, escapábamos de aquella secundaría como si fuera una pena de muerte al animo, a nuestra alegría, porque de alguna manera sabíamos que en esos edificios no había nada para nosotros, las viejas no nos querían y que los maestros, tan imbéciles como siempre, no tenían nada que decirnos. Y entonces nos íbamos a tu cuarto, los dos juntos(en realidad no necesitábamos a nadie más), a tumbarnos en la cama, donde escuchábamos atentos esa música que nos fascinaba cada vez más, que nos decían cosas que estábamos seguros en el devenir de los días, de la vida misma nos iban a servir de algo. Y entonces, ahí dejábamos correr esos cassetes, con aquellas bandas que apenas conocíamos y que nos vaticinaban que nada en la vida vale la pena en esta vida. Esas bandas que nos dieron valor para tomar una guitarra y cacho por cacho inventar una canción. Te acuerdas Julio, como peleábamos para componer algo que al menos se acercara un poco a decir todo lo que sentíamos.

3
Lo único que sabemos, lo único que tenemos seguro, es que el mundo se está largando a la chingada, que no espera a nadie y que cuando te quiere dar en la madre lo hace sin contemplaciones. Y eso es lo único que aprendimos, en aquellas noches maratónicas, donde terminábamos en la casa de la Rosa, en la calle 7 o tocando la guitarra, que repetía una y otra vez esos acordes que le robaste a los 6 Voltios(sí, todos nos dimos cuenta cabrón); y que con cada vez más dolor cantábamos ese coro que decía: y si la noche apaga las luces nos vamos corriendo a buscar el resplandor...y que nadie entendía, más que nosotros, que ya desde ese momento, a nuestros 19, preveíamos el camino hacía el fracaso. Y es que te acuerdas cuantas veces nos pusimos a parlar de lo culeras que eran las viejas cuando nos cerraban sus vaginas para siempre o también cuando la habíamos cagado, en esas veces, que estábamos tan estropeados que ni siquiera le podíamos atinar. Y eso, junto con muchas cosas más, el polvo de los días se lo está llevando, nos lo está cambiando por responsabilidades y deudas, por planes y futuro. Por todo aquello que no creíamos cuando el mundo se nos acababa en la esquina y el amanecer era una mentada de madre, una mala broma de Dios.