viernes, 20 de marzo de 2009

Cuando Llegen Dragones X9

Se quedó parada, viendo a los dos idiotas enfrente de ella. Suspira profundo e intenta olvidar la discusión que tuvo con su Jefa por celular hace como una hora. Iba camino a la, cuando su celular empezó a sonar. Entonces vio la pantallita, que le marcaba que era el numero de su Jefa. Y sí, le recordó que mañana tenía que ir a pagar el teléfono. Pero lo hizo de tal forma que sólo faltaba que después de cada frase dijera la palabra pendejita. Entonces Marian gritaba a media calle, diciendo que ya sabia que no necesitaba que se lo recordarán. Hasta que su Jefa colgó, dejando con todo el puto coraje en Marian, que se ha tenido que tragar completo.

-Bueno, ¿qué quieren?
- Pues, que hagas misión con una morra- dice Mark, señalando el edificio.
Se queda mirando a los dos cabrónes. Hace un chingo que Marian no hace paros de ese tipo, tendrá como unos tres semestres o más. Antes, tiro por viaje en la escuela, fiestas, lonchería o en cualquier lugar ella fuera el conecte de las morras. Lo raro aquí, era que el Mark se lo estuviera pidiendo.

- De cuando acá necesitas paros.
- O pues ya vez.
- Y este- dijo Marian, señalando a Juanon-, ¿también se viene a apuntar?
- Yo vine de pinche chismoso.

Y es cierto, Mark en realidad nos necesita paros de ese tipo, fácil el podría llegar y preguntar nombre y que talla de brasier usa. Pero, a Mark, siempre el inicio le cuesta un chingo. Porque tiene que escuchar atento o actuar como que le pone atención a una avalancha de pendejadas que las rucas dicen. A veces le dan ganas sólo de llegar y decir: vamos a coger.

-Pues, va, llévame- dice Marian, aventando el cigarro hacia un lado.

Los tres se meten al edificio y se hacen camino entre todos los que ocupan el pasillo, Marian se da cuenta que varios morros de primero la voltean a ver de reojo cuando pasa.

-Y bueno, ¿qué le digo? El clásico un amigo te quiere conocer- Dijo Marian, deteniéndose antes de subir al piso de los primeros.
- No mames Flaca, si se tratara de esas mamadas no te molesto.
-¿Entonces? ¿Qué le digo o que onda?
-Pues llegas, y le dices así, que se una a la banda o que le caiga a la jardinera o algo así, utiliza tú imaginación.

Siguen caminando, Marian ya entendió el pedo y de que se trata. Le divierte estos paros, como cuando le hizo uno a Juanon. Estaban afuera de una fiesta, en la banqueta, totalmente bajoneados. Entonces Marian ya estaba bien aburrida, porque el desmadre estaba de hueva. Y en la banqueta de enfrente, había una chavita, así rodeada por unos gueyes. La chavita volteaba y volteaba, así como que no queriendo la cosa. Tanto, que a Marian ya le había cagado sus miraditas. Hasta llegó a pensar que era a ella veía esa chavita llena de barros. Pero después, al poner un poco de atención, se dio cuenta que era Juanon el bueno. Y decidió hacer una buena acción y de paso desaburrír a la banda. Ella se acerco a la chavita de los barros y con la presión de su banda y la de Marian, los hicieron sentarse juntos. Juanon no sabia que decir, y la niña de los barros se rascaba una y otra vez la cara. Tuvo que sentarse Marian en medio de los para hacerlos platicar, como si fueran dos niños con retraso mental que no saben nada. Al final de aquella fiesta se despidieron con un beso lleno de vergüenza y terminaron andando como unos nueve meses, todavía el Juanon en punto pedo le recuerda el paro a Marian.

-¿Cuál es?

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