jueves, 27 de agosto de 2009

Me hubiera gustado

Llegar
cuando se te murió tu jefa
y me marcaste al cantón
después de la madriza
que el dolor te había dado
y con la voz rota
me suplicaste
que si podía caerle
donde estabas
para soportar juntos el derrumbe
pero ese día andaba montado
en un chocho
que terminó por estrellarme
en la esquina de mi calle.

Responder
a esas caricias que en mi jeta
dibujaban líneas de bondad
y un cariño infinito
cuando a la mitad de la madrugada
todo perdía sentido.
Pero nel.
Estaba muy ocupado
riéndome de la suerte
vomitando el odio
que dentro de mí ya no tenía cabida

Participar en ese futuro
que pedazo a pedazo armabas
en esos atardeceres
que recibíamos
escondidos tras el tinaco
en la azotea de mi cantón
y me contabas lo que íbamos a hacer
lo que nos faltaba
y tú sólo esperabas
a que contribuyera con una sola palabra
en lugar de sólo imaginar
la rola de Pennywise
que esa noche en la casa del Marto
iba musicalizar el desmadre
que desde hacía días veníamos preparando


Me hubieran gustado un chingo de cosas
entre ellas
dejar de parecer un limosnero
a media tarde,
jugar en el equipo campeón de la colonia
chingarme a la culona de mi vecina.

Pero lo que en éste momento me gustaría
es volver a recorrer la calle
mientras todos duermen
ponerme hasta el culo
y mentarles su madre
para que cuando la tristeza me corroa
me vuelva a enamorar
de la misma sonrisa
la que me dio tanto calor
cuando todo parecía
haberse ido al carajo.
Esa, la que tienes
la que me gustaría ver
a centímetros de mí
como en aquellas mañanas
cuando el despertar no era la chingadera más grande
que uno tiene que aguantar.

1 comentario:

Alex Ramírez Romero dijo...

Dicen que el hubiera no existe, pero es un buen pretexto poético para cerrar ciclos que nos acercan a los escalones del purgatorio. Saludos existencialistas desde este lado del espejo.